Su deceso se produjo en la ciudad de Valledupar.
El 22 de noviembre a las 4:00 p. m. falleció el acordeonero Luis Eduardo «Lucho» Campillo Hernández, a sus 86 años, reconocido, entre otros logros, por haber creado la agrupación musical “Los Auténticos Corraleros” y su destreza para arreglar los acordeones.
La noticia de su muerte fue confirmada por su nieto Luis Campillo Cárcamo, antiguo acordeonero de Kvrass, quien expresó unas sentidas palabras en su cuenta de Instagram:
“Me duele mucho tu partida abuelito Lucho Campillo se fue el dueño de nuestra dinastía Campillo, gracias por todo lo que hiciste por la música, es invaluable lo que hiciste con ese bello arte de arreglar acordeones, siempre estaremos orgullosos de ti abuelito, te amo, quedarán tus canciones, tus notas y los tonos de acordeones“.
«Lucho» Campillo Hernández, quien nació en Colomboy, corregimiento de Sahagún, Córdoba, regresó el pasado mes de enero a Valledupar, luego del cierre de su taller en Estados Unidos, porque “ya no podía arreglar acordeones”; seis meses después de eso, su estado desmejoró y no quería alimentarse, según contó su nieto.
En Los Ángeles, EE. UU. se hizo popular por arreglar los acordeones de Los Tigres del Norte, quienes le expresaban abiertamente su aprecio.
El joven también compartió en su cuenta las palabras de Andrés Eliecer Gil, maestro y director musical, conocido como el Turco Gil, quien recordó cuando Campillo modificó un acordeón Hohner logrando algo que dejó a muchos maravillados:
“Soy testigo de que el primer acordeón del que salió un tono alto, altísimo como es mi, la, re, lo hizo Lucho Campillo para complacer a Emiliano, porque Poncho cantaba muy alto y ese tono no lo había, eso se lo ingenió Lucho Campillo, ni siquiera los alemanes”.
Este artista dejó en la memoria musical colombiana grabaciones con Remberto Agamez, Daniel Peña, Jairo Paternina, Alfredo Gutiérrez, los Hermanos López, entre otros.
El acordeonero Jaime Luis Campillo, otro de sus nietos, también lamentó la partida de su abuelo: “En medio del dolor puedo agradecer porque viviste una larga y próspera vida, y porque pude conocerte lúcido, compartir, aprender y complacerte hasta donde pude”.
