Habitantes en ese sector de la ciudad hacen un llamado a la Policía Nacional para que haga presencia en las zonas en las que se produce esta apología a la violencia por parte de menores de edad y de jóvenes.
Por: Iván Peña Ropaín.
La tendencia que se ha desatado para esta época decembrina con las pistolas de hidrogel, la que muchos menores de edad “recibieron de manos del Niño Dios”, ha sembrado una anarquía en las últimas noches en varios sectores del barrio Santo Domingo de Guzmán, en la localidad Metropolitana de Barranquilla.
De acuerdo a una denuncia ciudadana que hicieron llegar a Impacto News, menores de edad y jóvenes, aparentemente a través de las redes sociales, se vienen citando para llevar a cabo enfrentamientos con estas armas de tipo agua.
Una de las molestias ciudadanas por este asunto de orden público radica en que tras las “batallas amigables” que se producen, se arma tremenda patulea en las diversas calles en las que se suscitan, lo que evidentemente afecta a los moradores que se abstienen de salir de sus casas.
Pero, de acuerdo a lo que el denunciante le expresó a este medio informativo de Barranquilla: “Se han visto algunas peleas entre los pelaos, ya que algunos vienen congelando las municiones de hidrogel, con el fin de golpear más duro a su adversario. Fácilmente le pueden afectar un ojo a alguien. Y ni decir de los escándalos que se arman, perturban el sueño de todos”.
Tal habitante de citado barrio, a quien protegemos su identidad, nos indicó también que la apología que estos menores y jóvenes hacen a la violencia es tal, que ya han tomado de costumbre vérseles a algunos de ellos en motos simulando que son sicarios al momento de impactar a los que consideran su enemigo.
Habitantes en este sector de Barranquilla hicieron un llamado a la Policía Nacional para que tome cartas en el asunto, con el objetivo también de evitar alguna tragedia no solo para quienes hacen parte de estas batallas con las armas de hidrogel, sino para quienes nada tienen que ver y quienes se ven a veces en medio del “fuego cruzado” cuando van a la tienda o van llegando a sus casas tras una larga jornada de trabajo.
