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Sepelio abuelo y nieto Carlos Salas en Santo Tomás
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Santo Tomás despidió entre lágrimas a un abuelo y a su nieto: el silencio más triste de diciembre

Más de 2.000 personas asistieron al sepelio de Carlos y Carlitos Salas, quienes fallecieron el pasado 26 de diciembre en menos de 30 minutos de diferencia.

El municipio de Santo Tomás, Atlántico, amaneció distinto este domingo 28 de diciembre, como si fuera una broma de mal gusto de esas que en la costa Caribe hacen las personas por el Día de los Santos Inocentes. Las calles, que normalmente en estas fechas se llenan de risas, música y preparativos para despedir el año, están vestidas de un silencio pesado, de esos que duelen en el pecho.

El día anterior, sábado 27 de diciembre, más de dos mil personas acompañaron, con el corazón hecho pedazos, el sepelio de Carlos Nelson Salas Pérez, de 79 años, y de su nieto Carlos Miguel Salas Cantillo, de apenas 23.

Carlos y Carlitos Salas, abuelo y nieto fallecidos el pasado 26 de diciembre.

La comunidad entera caminó junta, unida por la tristeza. No era solo la despedida de dos personas, era la pérdida de dos generaciones, de dos vidas profundamente queridas por la comunidad. Carlos Nelson era recordado como un hombre alegre, deportista, cercano, de sonrisa permanente; por su parte, Carlos Miguel, joven profesional, representaba el futuro, los sueños apenas comenzados, los proyectos que quedaron suspendidos demasiado pronto.

El medio local Voz de Oriente ha retratado en su página que días antes de la muerte del abuelo y su nieto, Santo Tomás había empezado a sentir el golpe, como si se tratara de un presagio de mal agüero. El pasado 24 de diciembre, cuando normalmente el barrio El Carmen vibra con el tradicional festival organizado por “Los Trupilleros”, el evento fue suspendido.

Ese día no hubo cuentos, ni anécdotas, ni música, ni brindis. El motivo: la tragedia que ya tocaba de cerca a uno de sus socios y la isquemia que había sufrido Carlos Nelson Salas Pérez el 23 de diciembre. Tres días después, el 26, abuelo y nieto partieron juntos, dejando un vacío imposible de llenar.

El 27 de diciembre no fue de alegría como era costumbre durante esta temporada de fin de años y festividades; muchísimos tomasinos dejaron de lado sus quehaceres y acompañaron a la familia Salas en la iglesia principal del municipio, donde las lágrimas se mezclaron con los rezos.

Fotografía tomada del medio Voz de Oriente.

El citado medio, Voz de Oriente, escribió que tras finalizar la misa, tres voces se atrevieron a romper el silencio para rendir homenaje. El educador Hernando Camargo destacó las virtudes humanas de ambos, recordando su calidad de personas y el legado que dejan en quienes los conocieron. Luego, con la voz entrecortada, Nilson Arturo Salas Cantillo, hermano de Carlos Miguel, encontró fuerzas para hablar de su hermano, resaltando su bondad, su entrega y el amor que siempre ofreció a su familia.

Pero el momento más conmovedor llegó con las palabras de Aramis Pizarro, familiar de ambos, quien habló desde lo más profundo del alma:

“Fuiste y serás siempre un ejemplo. Nunca dijiste una mala palabra. Mi abuelo me enseñó todo, siempre con su risa, con su jocosidad, con esa forma tan suya de enseñarnos la vida sin reproches. Siempre lo vi feliz, nunca triste. A mi mamá, a mis tíos, siempre estaremos juntos y jamás, abuelo, te vamos a dejar solo”, expresó.

Al filo de las cinco de la tarde, el Cementerio Municipal de Santo Tomás fue testigo del último adiós. Allí, bajo un cielo que parecía acompañar el duelo, la comunidad selló una despedida marcada por el amor, el respeto y la tristeza profunda.

Fotografía tomada del medio Voz de Oriente.

Diciembre, que suele ser sinónimo de esperanza y celebración, dejó este año una herida abierta en Santo Tomás. pero también dejó un mensaje claro: la huella de Carlos Nelson Salas Pérez y de Carlos Miguel Salas Cantillo no se borrará, vivirán en las historias contadas, en las risas recordadas y en el cariño eterno de un pueblo que hoy llora, pero que jamás los olvidará.


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