El último homicidio se produjo el miércoles anterior en la ciudad de Guayaquil, donde el actual jugador del Barcelona de Quito, Mario Pineida, recibió varios balazos.
Por: Iván Peña Ropaín.
En las últimas horas, se conoció de un hecho de sangre que nuevamente enluta al balompié ecuatoriano. El futbolista Mario Pineida, quien actualmente venía jugando con el Barcelona de Ecuador, fue asesinado de varios disparos la noche del miércoles anterior cuando se dirigía a un centro comercial en la ciudad de Guayaquil.
El crimen del defensa de 33 años, quien también es recordado por el par de ocasiones que fue convocado a la Selección Ecuador, despertó la intriga entre el periodismo de ese país porque, con este nuevo caso, ya se contabilizan cinco jugadores que pierden la vida por culpa de las balas disparadas por sicarios, no descubriéndose aún a ciencia cierta los motivos.
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Antes del homicidio de Pineida, del cual aún no se tienen pistas, el último reportado en esa nación sudamericana había sido el del mediocentro ofensivo Jonathan González, quien precedió a la edad de 31 años la noche del pasado 20 de septiembre.
Quien es recordado por haber militado en reconocidos equipos como los ecuatorianos Liga Universitaria de Quito e Independiente del Valle y los extranjeros Club León (México) y Olimpia (Paraguay), entre otros, fue acribillado en su domicilio en la ciudad de Esmeraldas, en su país.
Pero diez días antes, el 10 de citado mes, la víctima mortal de los sicarios correspondió al delantero Maicol Valencia, quien fue asesinado en Manta, región que es reseñada por la policía como uno de los focos del narcotráfico en Ecuador.
Valencia, de 23 años, jugaba para ese entonces en el equipo Exapromo Costa y el que, días posteriores a su muerte, debía a enfrentar al Deportivo Quito por la Liga de ese país.
Otro deportista que pereció en esa misma acción bélica en la que atentaron contra Valencia fue el mediocampo Leandro Yépez. Este futbolista, de 33 años, igualmente pertenecía al club Exapromo Costa.
Sobre estos dos casos no se tienen pistas claras aún, solo sabiéndose que ambos jugadores, junto a otras personas ajenas al mundo del fútbol, se encontraban en Manta departiendo.
El primero de este grupo víctima de la violencia en Ecuador fue el juvenil Miguel Nazareno, de 16 años, quien cayó en una balacera cuando se hallaba en los suburbios de la ciudad de Guayaquil, no teniéndose todavía indicios de los móviles del crimen. Jugaba en las inferiores del conjunto Independiente Juniors.
