El equipo de los barranquilleros y costeños junioristas consiguió la noche del 16 de diciembre un nuevo título en Colombia, el que quizás fue el menos sufrido por sus hinchas en la historia.
Por: Iván Peña Ropaín.
Cubierto por una noche iluminada, destellante por una nueva estrella, arribó el plantel del Junior de Barranquilla a Curramba la Bella, donde centenares de hinchas, que digo, miles de adeptos ‘tiburones’ los esperaban desde el aeropuerto Ernesto Cortissoz para extenderles un “tapete humano” vestido de rojo y blanco hasta el hotel de concentración en el norte de Quilla.
A su arribo a dicho lugar de hospedaje, el Hotel Dann Carlton, el mar de seguidores del equipo de los barranquilleros y aquellos costeños que son junioristas fue mucho más exuberante, lo que dejó perplejos a varios de los futbolistas que no se imaginaron nunca tal recibimiento.
Entre los emocionados estaba el gestor desde la línea técnica de esta estrella 11, el entrenador uruguayo Alfredo Arias, quien agradeció a la hinchada con la misma humildad y el mismo cariño tal como lo hizo cada que finalizaron los tres partidos que sostuvo Junior en el cuadrangular semifinal ante Medellín, Nacional y América y, por supuesto, en la final de ida frente al Deportes Tolima y que ha sido una de las mejores celebraciones en una final del balompié colombiano.
Lo pletórico invadió mucho más a jugadores, cuerpo técnico y miembros de staff del cuadro ‘currambero’ que provino desde Ibagué en un vuelo chárter cuando ingresaron a dicho hotel, donde los esperaban sus familiares, quienes departieron en ese lugar en pantalla gigante del compromiso que terminó ganándole uno-cero al Pijao en el estadio Manuel Murillo Toro.
Pero antes de entrar allí, el ofrecerle “un sorbo” de la copa de la Liga colombiana a los miles de junioristas que estaban en la calle no se hizo esperar, gesto que tuvo mayor fervor por parte del backcentral Jermein Peña.
¡Junior es el campeón de Colombia, duélale a quien le duela!




