El pito central de este compromiso por la aplazada fecha 10 de la Liga Betplay-II, Nolberto Ararat, alegó falta de garantías para continuar con el duelo.
Por: Iván Peña Ropaín.
El cáncer que mata a pasos acelerados al fútbol: la violencia entre ‘barras bravas’, esta vez siendo los protagonistas facciones del Junior de Barranquilla y Atlético Nacional, conllevaron a que el duelo por la aplazada fecha 10 en el estadio Atanasio Girardot de Medellín fuera suspendido por falta de garantías.
El árbitro central de este cotejo, dado la noche del jueves 26 de septiembre, el caleño Nolberto Ararat, lo detuvo al 55′ tras los fuertes desmanes desatados en los límites de la gradería occidental alta, donde estaban los de Junior, y los mal llamados hinchas de Nacional situados en norte alta, alebrestándose todo después del segundo tanto anotado por el antioqueño, no conociéndose aún quién fue el propiciador de los actos bélicos, los cuales dejaron varios heridos de lado y lado, más por el de la visita.
El fútbol antes de la ignorancia
Previo al pitazo inicial de Nolberto Ararat y de que se empañara todo con los actos ignorantes de los ‘barristas’, lo que empezó a apreciarse por el lado del de nuestros intereses fue el planteamiento del DT César Farías, en el que se la jugó en los extremos ofensivos con el lateral Yeferson Moreno y con el contención Yani Quintero, tirando de enlace a Yimmy Chará.
Del resto, el entrenador venezolano puso en cancha una línea de cuatro en zaga defensiva con los bakcentrales Howell Mena y Nicolás Zalazar y los laterales Yeferson Moreno y Edwin Herrera; apareciendo como recuperadores Didier Moreno y Andrés Colorado, siendo el atacante Steven “Tití” Rodríguez, no Carlos Bacca como muchos lo vaticinaban en el anticipado.
Entrando en lo que comenzó a ser el desarrollo de este atractivo partido, se hicieron incipientes las acciones con dos “postazos”, uno para el paisa y otro para el costeño, avisando primero Alfredo Morelos, a quien se la desvió el meta uruguayo y terminó estrellándose en la base del bajante izquierdo, con apenas 3 minutos de juego.
Pero luego, a los 6′, configurándose en tan corto tiempo el juego bastante dinámico que se dibujó en la primera parte, Didier Moreno la tuvo y “se la comió” tras una muy buena tocata entre Navia para Tití y este último sirviendo entre líneas al área para Moreno, quien con el marco servido decidió ponerla a ras de piso al costado derecho del meta Luis Marquinez, quien se lanzó y la adivinó, cortó la trayectoria de gol y acabó dando la bola en el poste diestro del arco norte del Atanasio.
Corrió posteriormente el reloj de Ararat observándose un duelo fulgurante, moviendo la ‘pecosa’ de lado a lado ambos clubes, siendo el Tiburón el de mayor intensidad, esa que se le ha pedido todo este tiempo y la que, al parecer, está hallando con Farías.
Empero con el cuadro costeño el que todo sea “color de rosa” dura poquísimo, pues se terminó cayendo la estantería de ese ritmo que mostraba con el inesperado tanto que rompió el celofán por parte de los locales, decretándose este a los 25 minutos por intermedio de Andrés Román.
En una mala salida de atrás por sector izquierdo, ganó la pelota Nacional y la proyectó con un centro al área del Junior, el cual cabeceó hacia atrás Navia y descontroló a una aplicada defensa juniorista. Ganó la bola un jugador del émulo por sector derecho y puso el pase abajo hacia el punto penal por donde entró Román, quien se le anticipó a Zalazar, colocó su pie y la embocó en la cueva de Mele, quien se arrojó pero con la redonda ya adentro.
Después de ahí, el equipo dirigido por el mexicano Efraín Juárez se creció en cancha y pudo llegar al segundo, por ejemplo, en un remate violento de Edwin Cardona que dio en el vertical derecho de Mele, quien solo se estiró para la foto.
Luciendo mejor ahora el verde de Antioquia, se fue la primera parte, no produciendo más nada Junior de Barranquilla, pese a que quiso volver a retomar los hilos del compromiso, pero no le quedó más minutos para ello.
No hubo fútbol, hubo violencia y heridos
Qué decir de la segunda parte de este choque por la postergada décima jornada del Clausura: cuando muchos esperaban que el seductor juego que se divisó en la primera parte se hiciera más intenso en la etapa complementaria debido a que Junior debía salir a buscar la pronta igualdad, todo se terminó yendo al carajo, por el camino de la dañina violencia.
El odio, el exabrupto y la ignorancia estallaron entre los límites de las tribunas altas de occidental, donde estaban los adeptos del cuadro ‘currambero’, y de norte, donde se situaban los del club ‘montañero’. Dos minutos posteriores de que el jugador Marino Hinestroza convirtiera (al 53′) el 2-0 para Nacional, reinó la anarquía por cuenta de los desadaptados, los que con navajas en mano se agredían de forma impía.
Y qué se vivenció seguidamente, la parálisis del cotejo por falta de garantías y las imágenes desagradables y repudiables a continuación y cuyos momentos fueron los que pusieron el “punto negro” al encuentro futbolístico: