La actuación de los jugadores denota el alto grado de beligerancia que reina entre los ciudadanos de ambas naciones.
Por: Iván Peña Ropaín.
Como un hecho deplorable, cuando el fútbol debe ser un canal para entrelazar lazos de amistad y paz a nivel mundial, más cuando se enfrentan equipos cuyos países están en guerra, fue calificado la pelea con trompadas y patadas que protagonizaron futbolistas rusos y ucranianos dentro de un hotel en Turquía.
En pleno conflicto bélico desatado por el gobierno ruso contra Ucrania desde febrero del año pasado, la bronca que se vive, especialmente, en puntos fronterizos de ambas naciones, lastimosamente “manchó la pelota” con la reyerta dada entre jugadores del equipo Shinnik, de la Segunda División de Rusia, y el Minay, de la Primera Categoría de Ucrania.
Según lo informado por medios turcos, el hecho se consumó en el Hotel Royal Seginus de la ciudad de Antalya, donde se hospedaron ambos clubes debido al terremoto que azotó días atrás a Turquía y Siria, por lo que los dos planteles, que estaban inicialmente en hospedajes separados, por los daños en la estructura de los inmuebles terminaron siendo trasladados y condiciendo en el Royal.
De acuerdo a versiones de la prensa de Ucrania, la batalla se habría desatado porque los futbolistas rusos estaban pasados de tragos y uno de ellos insultó al personal del hotel, lo que provocó la reacción de los jugadores del Minay. Entre tanto, los noticieros de Rusia aseguran que todo inició cuando los miembros del otro equipo obligaron a uno de los elementos del staff técnico del Shinnik a cantar el himno nacional de Ucrania, lo que ocasionó la trifulca violenta.