“Vine a Colombia para darle algo mejor a mi hijo, pero no sabía que iba a perder la vida”: contó la madre del adolescente de 13 años, natural de Venezuela.
El dolor que está sufriendo Eduviges González por la inesperada muerte de su hijo Eder Alfredo García González es incalculable. El cuerpo del pequeño fue encontrado debajo de un barco atracado en el río Magdalena, a la altura del barrio Villanueva, en Barranquilla, Atlántico.
Eduviges se encontraba en la mañana de este 26 de enero junto a otra familiar en Medicina Legal, adelantando los procesos para que el cuerpo de su hijo le sea entregado y darle cristiana sepultura. Desde allí, ambas mujeres dieron detalles a Alexander Ojito, reportero urbano de Impacto News, sobre cómo sucedieron los hechos lamentables.
“El niño salió el domingo al mediodía, el papá estaba en la puerta y se le escapó ya que un amiguito lo convidó para ir al río porque estaban haciendo un drenaje, el niño cuando iba para el río cayó y, lamentablemente, se ahogó ahí”, relató una pariente del adolescente.
El cadáver de Eder Alfredo, natural de Venezuela, fue encontrado el martes pasado entre 8:30 y 9:00 a. m. con la ayuda de una lancha que prestó la empresa Riverport; en la embarcación iban una empleada de la sociedad portuaria y dos patrulleros de la Policía que se encontraban a la orilla del río.
“Al niño lo hallaron por la Aleta del Tiburón, en otro medio dijeron que fue por la Armada, pero fue gracias a la comunidad del barrio Villanueva que nos colaboró bastante para encontrarlo, igual que la empresa Riverport que nos ayudó y hoy nos apoyó también una emisora para que nos pudieran dar la huella”, agregó la mujer.
Una vez tomó fuerzas para hablar, la progenitora del pequeño contó que a este se lo trajo de su país natal cuando tenía ocho años, el niño era el menor de dos hermanos y contaba con PPT, Permiso por Protección Temporal.
“Nos vinimos de Zulia por al situación que se esta viviendo allá, me vine para acá para darle algo mejor al hijo mío, pero no sabía que iba a perder la vida, llegamos aquí a la invasión La Bendición de Dios, viví como seis meses ahí y nos mudamos cerca del río. Él no se iba para el río, solo salía a hacer los mandaditos a la tienda cuando lo enviábamos el papá o yo para que comprara lo que hacía falta, pero no sé lo que pasó”.
Informe: Alexander Ojito – El Ojo de la Calle