“Mientras los parques y plazas del Atlántico se caen a pedazos, $350 mil millones flotan sin destino. Esa es la herencia de Edubar, convertida hoy en símbolo de despilfarro, negligencia y corrupción”, aseguró la corporada.
La diputada del Atlántico por el Partido Liberal, Isabella Pulgar, otra vez hizo referencia y una crítica a Edubar, la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla y el Caribe que tiene a cargo distintos proyectos que le fueron adjudicados por la Gobernación del Atlántico en años anteriores y que no han sido terminados a la fecha.
Entre 2020 y 2021, Elsa Noguera De la Espriella, entonces gobernadora, firmó tres convenios que le
abrieron la puerta a Edubar para contratar sin mayores controles. Según la diputada, el resultado no fue infraestructura pública ni espacios dignos, “fueron contratos inflados, obras abandonadas y facturas que siguen creciendo”.
La corporada detalló que el contrato 202002796 es prueba clara, pues inició con $180 mil millones y debía terminar en abril de 2023. Sin embargo, aseguró que a la fecha va en $280 mil millones y “lo único visible son esqueletos de parques y malecones destruidos”. En ese sentido, criticó que nadie responde, ni la gerente de Edubar, Angelly Criales, ni los contratistas, ni los supervisores que supuestamente debían vigilar.
“La podredumbre es más profunda. El contrato EDU-563-2021, adjudicado por $39.296 millones, ya va en $60 mil millones, suspendido desde julio del año pasado, sin explicación oficial. Mientras tanto, los contratistas se embolsillan el dinero y los ciudadanos siguen esperando. Peor aún es el contrato 202001582: $4.247 millones para el mantenimiento de espacios públicos que hoy están peor que antes”, sostuvo la dignataria de la Asamblea del Atlántico.
Para colmo, afirma Pulgar que buena parte de estos fondos venían de la tasa de seguridad y convivencia ciudadana. Por lo anterior, señala que el actual gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa “es cómplice por omisión”, ya que lleva 16 meses en el cargo y su respuesta ante este saqueo ha sido el silencio. “Es un silencio que huele a encubrimiento”, apunta.
“Edubar ya no es una empresa de desarrollo urbano, es una máquina de despilfarro. Cada peso
perdido es una cachetada a la ciudadanía. Cada parque en ruinas es una prueba de que aquí el que
roba, sigue mandando. Y mientras tanto, $350 mil millones siguen a la deriva, igual que la vergüenza de quienes permitieron este desastre”, finalizó Isabella Pulgar.